domingo, 9 de enero de 2011
Por nuestros bienes
domingo, 10 de octubre de 2010
Hoy en tu cumpleaños...
miércoles, 6 de octubre de 2010
Estación Fabiola
domingo, 3 de octubre de 2010
Todo está en calma
domingo, 6 de junio de 2010
Rompe de una vez
Rompe de una vez, anda, que la vida es ahora. Yo tengo lleno el pecho de amaneceres pero en tus ojos duerme un ocaso eterno. Hija del Sol, hermana de la lluvia, ser de viento. Ve a romper tu tristeza en silencio. Yo no sé qué esperas, tu lugar es éste, tus pies se apoyan en la tierra y tus cabellos brillan bajo las estrellas. Andas entre ceibas, alcatraces y calandrias. Tus ojos se humedecen cuando picas cebolla, estornudas con el polvo, el hollín mancha tus manos. Comes, duermes, ríes y abres las piernas boca arriba sobre un lecho, eso eres. Llénate la boca de trozos de peras verdes, blancas y amarillas, cúrate con miel las heridas del amor, lame los pasos del desamparado corazón que abandonas para borrar sus huellas. Deja que el pasado cierre la boca, no prolongues más su lánguido bostezo. No te adormites repasando los recuerdos, resplandece mejor ante lo incierto. ¿Qué si alguien va por ahí manchado con tu sangre? ¿Qué si no soy Adán ni tu Eva? ¿Qué si Dios no es? Déjalo, entiérralo todo, escupe sobre el montoncito de tierra removida y sigue tu camino. Despacio ahora, a gotas, deja caer tu alma sobre mí.
martes, 25 de mayo de 2010
When you’re smiling…
Música vieja. Se me hacen pequeños los ojos, se encojen con todo y corazón. Cómo me gusta la música vieja. Hay noches así, viejas. Noches Louis Armstrong. Noches keep on smiling. Ésta es una de esas. ¿Dónde estás? No me has mandado ningún mensaje preguntándome si estoy enojado para que yo te lo pueda no contestar. Estoy muy triste… acabado de pensar en ti. Eres como la vida, ¿sabes? ¿Nunca has pensado que la vida es una cruel jugarreta? Quiero decir, la vida es hermosa y a lo largo de ella la vas aprendiendo a conocer, a amar, a verla hermosa. Ella misma te da la pauta, marca el camino, lleva el compás. Nunca sabes qué nota va a tocar a continuación pero sabes que no va a desafinar (o al menos esperas que no desafine). La vida te da todo pero te deja nada. Un mal día se acaba y uno deja de existir. La parte triste no es esa, sino saber que es inevitable. Lo has visto antes, los has visto no sé cuántos billones de veces. Te lo han contado, te los has imaginado, lo has vivido (qué ironía). La vida acaba. Has vivido la muerte. Has mamado del pecho de la angustia y el desasosiego. La vida acaba y lo sabes. Lo peor es que lo sabes. No importa qué hayas hecho, cuánto hayas dado, cuánto más disfrutaste o incluso qué cosas dejaste de hacer. Igual la vida se va de a pequeños granitos de arena entre los espacios invisibles que hay en nuestras manos. Vivir es verse reflejado en los ojos de un muerto: la vida es el fantasma de la muerte. No importa qué tan optimista seas, la vida a cada instante te recuerda que en cualquier instante se te va. La has visto irse antes, no te deja, no te suelta, no vas a parpadear. La vida es lo mejor que puede pasarte. Vivir es que pueda pasarte lo mejor. Pero la vida pasa por delante. A lo mejor uno pasa a mejor vida cuando la vida pasa y se lleva lo mejor.
Eres como la vida, amor, Fabiola, Fabiolita linda. Eres la vida oculta en los párpados de una bebé que duerme. Eres la vida que brota por debajo de un árbol muerto. Eres la vida que explota del tango cósmico de dos agujeros negros. Sí princesa eres la vida y yo te resisto, te levanto, te atravieso. Mi andar por ti es taciturno, como los pasos de un preso hacia el cadalso. Eres un camino corto que con mi andar pretendo hacer largo. Te recorro con la mirada muy atento, como cuando vas por una carretera por la que sospechas jamás volverás a viajar. Eres un umbral por el cual sabes que no volverás a pasar. Me detengo en ti, como leyendo un libro que sabes hay que devolver. Eres como la vida amor.. sólo voy a vivirte una vez.
sábado, 22 de mayo de 2010
Insomne
Qué joda es no poder dormir. Como si fuera poco tenerte lejos, andar todo el día entre universidad y negocio, entre física y xantonas, entre profesores y prospectos, todavía me tienen que dar las tres y media de la madrugada leyendo a Mafalda o jugando ajedrez contra la máquina para ver si agarro sueño. Dado que me siento un tanto culpable de hacer cualquiera de las dos cosas anteriores por ociosas e improductivas, mejor vengo a escribirte. Lograr plasmar una frase que te saque una sonrisa es lo menos improductivo del mundo: es mí motor.
Pero qué joda no poder dormir. Ando tan ocupado en el día que a veces se me olvida revisar el celular, dejarte unos besos en el muro, twittearte un abrazo y qué joda que cuando por fin quiero dedicarme a ti, a soñarte, no pueda. Quiero, por ejemplo, terminar de armar el rompecabezas que seguramente seguirá en el empolvado suelo del departamento sin muebles. Quiero, además, llevarte a tomar agua de ciruela, comprarte un cappuccino con helado, probar ese pastel del que sospecho será el nuevo responsable de tus "estoy gorda", "parezco una ballena" "michelín", etc. (Me da risa que de todos modos cuando te pesas sigues en 48). Quiero no sé, irnos a Tepoztlán, a Temaca, al pueblo de Sor Juana. Quiero dormir para poder tomar el camión hacia tu ventana.
¿Cuándo te veo? Tres siglos es mucho, ¿no podrías adelantarte unos 200 años? No quisiera que vengas hasta el día de mi cumpleaños 321, vas a tener que regalarme abono, agua o Sol porque para entonces seré tierra, polvo, arcilla, barro. Con suerte se habrán acordado de que quiero que entre mis cenizas echen una semillita todavía no sé si de ceiba, roble o qué sé yo, pero ojalá que para entonces ya sea un árbol. Acuérdate también de que quiero que me cremen con mi guitarra y que en vez de velorio se haga fiesta y que el momento más triste sea cuando me pongan la de tan joven y tan viejo de Sabina y listo, que de ahí no pase. Pero bueno todo esto lo podemos olvidar si en vez de llegar hasta el 9, llegaras por ejemplo el próximo fin de semana. Así no estaré muerto, nada más extensamente viejo. Ya estaré harto de esperarte, cansado de pensarte, decepcionado de la distancia y la eficacia de los camiones, aburrido del Facebook, celular y Twitter, viejo, viejísimo de tu ausencia.
Llevo cerca de seis días sin ti pero ya me siento cuarentón. Apúrate. ¿Qué no ves que yo no puedo acostumbrarme a vivir sin ti? Es mentira eso de que una relación sana es la que no depende del otro para ser feliz. Yo creo que una relación sana es aquella en donde tú no sabes ser feliz sin mí y yo hago todo lo posible por olvidarme de ti mientras no te vea. Yo no creo que a ti y a mí nos haga bien una relación justa donde ambos tengamos el mismo papel y amemos de la misma manera. Lo que yo creo que a nosotros nos conviene es sencillo: tú debes morir por mí. Piénsalo. Yo no quiero que entiendas que estoy ocupado, que no puedo viajar tan seguido, que estoy juntando para mi viaje a Utah. Yo no quiero tampoco que te baste una llamada de diez o quince minutos todos los días o una veintena de mensajes. Tampoco quiero que cuando te diga que estoy en una fiesta o jugando poker me digas "ok, diviértete". No, yo no quiero que estemos bien en la distancia, yo quiero que no entiendas, que no te conformes, que sufras. Yo quiero que necesites de mis brazos, mi sonrisa, mi hombro, mis labios en todo momento. Yo quiero que tu necesidad de mí sea física más que sentimental. Que te falte un flaco que abrazar, una bemba colora para besar. Que no tengas sosiego hasta que no me veas llegando a tu casa con una mochila donde sólo hay un bóxer para cinco días y tengamos que ir a comprar.
Fabiola, Fabiolita linda, yo no quiero querernos como se quieren los mejores amigos. Para ellos es fácil: un recadito en el muro cada tres días, quizás una llamada por semana o darse @mejoramigo en el Twitter cuando se acuerden. A mí no me basta con seguirte y estar al pendiente de ti por internet. No me basta con saber que te va bien y eres feliz. No, yo quiero que si te va bien sea porque vas conmigo y que si eres feliz es por mí. A mi tu felicidad no me hace feliz, lo siento, qué egoísta, mi felicidad es que seas feliz, sí, pero por mí. Tampoco quiero querernos como se quieren las personas sensatas, prudentes y estables, que entienden que cada cual está donde está porque es lo mejor para ambos, educarse, tener amigos, vivir y desarrollarse. Al diablo, yo prefiero un amor iracundo e irracional. Cuando el amor se te acabe puedes irte al diablo, ojalá se te olvide para siempre sonreír. Pero si me amas quiero que lamentes, llores, patalees y maldigas la hora en que te enamoraste de mí. No porque yo no te convenga por estar muy locochón, sino porque no puedes estar a todo momento respirando de mi boca, sintiendo de mis manos, comiendo de mis sueños, riendo de mis tonteras sin descanso. ¿Me entiendes? ¿Mueres por mí? ¿Me odias desde las entrañas? Bien, ódiame, porque quiero molestarte, porque me muero de la envidia, porque qué joda es no poder dormir sabiendo que tú tienes ya bien pegadas las pestañas. Pero ya te alcanzo, espérame, al llegar patearé al Manuel falso que tu mente inventa y me quedaré contigo hasta bien entrada la mañana. Ódiame hoy, yo te amo desde esta madrugada, hasta ahorita (no sé cuándo) que concluye tu lectura en la pantalla.